Los celos son un estado afectivo complejo y perturbador caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido que se considera como propio. Es el temor de que la persona amada prefiera a otra o nos reste atención en favor de ella, que suele ir acompañado de envidia y resentimiento a quién se percibe como rival.
Los celos infantiles son frecuentes en las familias, suelen manifestarse ante situaciones nuevas en la vida del niño, cuando se producen cambios en su vida a los que no sabe como adaptarse. Esta situación puede manifestarse por celos entre hermanos, ante una nueva pareja de uno de los progenitores, o cualquier otra situación mantenida en la que el niño se sienta menos correspondido emocionalmente e intervengan otras personas.
Los celos en la infancia generalmente son provocados por la llegada a casa de un nuevo hermanito, el niño cree que ya no es tan querido por sus padres o no se siente tan atendido por ellos, ni con la frecuencia que desea.
El niño celoso ante esta nueva situación reacciona con estrés, ansiedad, desasosiego, frustración, rabia, angustia y viviéndola como un problema para él, que solo desaparece cuando consigue la atención deseada. Estará dispuesto a hacer cualquier cosa incluso desarrollar conductas conflictivas para llamar la atención de sus padres, pues preferirá sus regaños a que no le presten atención y esto puede provocar gran malestar y un deterioro en las relaciones familiares agravando más el problema.
El niño reclama seguir teniendo la misma atención que se le concedía antes pero al cambiar las circunstancias los padres no pueden proporcionarsela y su respuesta puede ser exagerada y duradera. El niño celoso se muestra envidioso y resentido con la persona intrusa que percibe como su rival pues siente que se le dedica el afecto que debería ser para él, llevándole a distorsionar a veces la realidad y sentirse aún peor debido a sus propias percepciones, añadiendo más malestar, ansiedad, dolor, resentimiento y frustración a la situación.
Este estado de celos del niño mantenido a lo largo del tiempo puede provocar una baja autoestima, conductas desadactadas, cuadros de ansiedad, incrementar los miedos, etc., que lo perjudicarán en un futuro acentuando defectos en su carácter como el egoísmo, la envidia y la codicia. En estos casos los padres deben buscar ayuda.
El psicológo ayudará a los padres a corregir estas conductas siguiendo las pautas adecuadas resolviendo así la situación y evitar que se siga agravando. La actuación de los padres de un niño celoso es esencial para que la conducta mejore mucho con su intervención y que sea pasajera no representando un sufrimiento excesivo para el niño y evitando la rivalidad entre los hijos o con la persona de la que el niño se sienta celoso.
Las rivalidades y las riñas no favorecen la convivencia creando un clima de malestar que dificulta la expresión del afecto y que exista un clima de paz y armonía en el hogar que es muy importante porque si predomina el amor y la confianza darán lugar a la comprensión y el entendimiento.
En el Centro de Psicología Huércal de Almeria tenemos los conocimientos necesarios para ayudarte.
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